Mediante las observaciones
directas del entorno y sus efectos se desarrolló la denominada escuela de las Formas,
que se basa en el posicionamiento de los elementos respecto a la persona o
construcción.
Utilizando el lenguaje metafórico
del Feng Shui, la ubicación ideal de una construcción es aquella que se dispone
con una Tortuga negra al norte, en su
espalda; un Dragón verde al este, a su derecha; un Tigre blanco al oeste, a su
izquierda y el Ave Fénix rojo al sur, en el frente.
Esta disposición idílica,
vinculada a los cuatro puntos cardinales, hace referencia a las necesidades de
cobijo y protección de los asentamientos en el medio natural. Los colores no
son elegidos caprichosamente, sino que se relacionan con los tipos de Qi que
más adelante se explicarán. También se relaciona con los ciclos de la
naturaleza (invierno-primavera-verano-otoño).
Igualmente los animales presentan
las características que se les atribuía en su mitología: La tortuga lenta y
densa es lo que protege nuestra espalda. El tigre protege el lado derecho, que
es más femenino (desde la referencia de los hombres como centro tradicional del
estudio) el lado izquierdo es el más masculino y se identifica con el dragón
protector. El frente es un espacio abierto donde vuela el Ave Fénix con
libertad.
Algunos estudiosos pretenden
identificar estos animales con la geografía de la actual China (Norte: sistemas
montañosos; Sur: planicies que llegan al mar; Este: pequeñas lomas verdes,
protectoras de los invasores del mar; Oeste: montañas nevadas, protectoras de
los invasores del continente) Sin embargo esta idea no es muy fiable, puesto
que China, en la época en la que se desarrollaron estas primeras escuelas, no
tenía esos límites tan extensos ni su delimitación llegaba a esos accidentes
geográficos.
Lo importante de esta forma
básica de entender el Feng Shui y que siempre se debe considerar, es la
distribución de los elementos que forman el entorno del edificio.
La parte trasera del edificio tiene
que estar protegida y asentada por un elemento fuerte y denso. Ese elemento
podrá ser natural (una montaña) o artificial (un edificio sólido). También puede
ser la parte trasera del propio edificio. Debe ser un elemento opaco y de poca
actividad. A esto se le llama el asiento del edificio y es importante que esté
claro y fácilmente identificable. Debe ser ligeramente superior al propio
edificio, pero si es demasiado grande puede acabar aplastándolo.
El tigre y el dragón son
protecciones laterales que también son convenientes, pueden ser elementos
naturales (montículos, árboles,…) o construcciones vecinas, siempre de igual o
menor tamaño que el propio edificio. Conviene que se adelanten un poco a su
frente para proteger también el espacio de acceso. El frente, representado en
el Ave Fénix, debe estar libre de obstáculos, ser un espacio abierto y sereno,
con actividad suave, en el que reposará la energía antes de entrar al edificio.
Por eso debe ser un espacio muy cuidado y agradable, protegido por los animales
laterales. Es el lugar por donde recibimos la prosperidad. Por eso no debe
haber obstáculos delante del acceso al edificio que impidan que esa energía entre
en él (farolas, árboles,…).
En el acceso de algunos edificios
nobles se produce la configuración descrita. En ellos se suele singularizar el
Ave Fénix, que suele estar definido por fuentes, obeliscos, o elementos
singulares que atraen la atención de ese espacio.
Acceso al Palacio de Versalles
Fachada del Palacio Pitti hacia los
jardines
La Ciudad de San Sebastián
(Donostia), en la provincia de Guipúzcoa, al norte de España, tiene una
configuración de formas que ejemplifica el esquema descrito. Los edificios se
asientan en torno a una bahía, al pie de las montañas que descienden de la sierra
de los Montes Vascos, que es su tortuga. En el lado derecho está el monte
Urgull y en el izquierdo, más alto, el monte Igueldo. La bahía se abre con la
forma de una concha, hacia el mar Cantábrico, pero en medio se encuentra la
isla de Santa Clara, que es el Ave Fénix de la Ciudad.
Bahía de La Concha, San Sebastián
(Donostia) Guipúzcoa
Bahía de La Concha, San Sebastián
(Donostia) Guipúzcoa
Una imagen que facilita su
comprensión es la de una persona sentada en una butaca, con un respaldo sólido,
ligeramente elevado sobre su cabeza, los apoyabrazos laterales para proteger y
descansar los propios brazos y el frente libre para ver y poder estirar las
piernas sin obstáculos.
Además de esa disposición de
formas, representadas por esos animales mitológicos, se deben observar las otras formas que rodean
y acompañan al edificio.
Las formas suaves y sinuosas de
caminos, calles o ríos que se dirigen hacia el edificio, acompañan la energía
de forma amable y la vuelcan favorablemente sobre él. Las formas rectas y angulosas,
los caminos rectos, los elementos que apuntan hacia él de forma amenazante, aceleran
la energía volviéndola agresiva. Esta energía se denomina Sha Qi (demonio) y es
destructiva, por lo que se debe evitar. Si no es evitable, se deben disponer
elementos que la suavicen o desvíen antes de que afecte al edificio.
Las pendientes que van hacia el
edificio atraen hacia él la fortuna, pero si son muy pronunciadas pueden arrasarlo.
Las pendientes que descienden del edificio pueden llevarse su fortuna, sobre
todo si son muy pronunciadas. Es fácil entender esto si recordamos que el
edificio y sus huertos estaban influidos por las escorrentías del agua de
lluvia.
Siguiendo con la imagen agrícola,
un asentamiento situado en el meandro de un río debe estar donde se acumula la
tierra y no en el lugar opuesto, que es de donde se la lleva.
Todas estas imágenes se pueden
transpolar a un asentamiento urbano, en el que las calles son como los ríos,
los cruces son lugares de encuentros de esos ríos y en ellos las energías se
potencian, sobre todo en las rotondas.
En los siguientes esquemas se
observa como las casitas verdes están situadas en un lugar favorable y las
casitas rojas lo están en una posición desfavorable.
El estudio de las formas es
bastante evidente para un Arquitecto, puesto que, aunque no sepa de Feng Shui,
procura que sus edificios estén protegidos de los elementos dañinos y
orientados hacia espacios abiertos y amables, donde haya una actividad más agradable.
Cuando el Arquitecto tiene que
actuar en un lugar, se encuentra con muy diversas situaciones. Hay veces que el
solar es amplio y no hay interferencia de edificios próximos. En ese caso la
naturaleza indica donde se sitúan esos “animales mitológicos”. En esas
circunstancias hay más libertad de actuar para controlar y optimizar la
influencia del entorno sobre el edificio.
Villa Saboya, Francia, (Le
Corbusier)
Casa de la cascada, Pensilvania,
(F. Lloyd Wright)
Pero en muchas ocasiones nos
encontramos limitados por alineaciones preestablecidas, límites forzados por
edificios vecinos y condiciones de entorno general no demasiado favorables. En
ese caso debemos profundizar en el análisis de las formas para procurar
soluciones que eviten la influencia de las malas energías y procuren la mayor
armonía con ese entorno.
Calle en Cartagena
Calle en Venecia
Pero el cuidado de estas formas,
si bien es necesario, por si solo no garantiza que el edificio tenga un buen tipo
de Qi. Para ello es necesario conocer la orientación de ese frente y analizarlo
según el momento (el año) en el que se produce la conexión del Qi del Cielo con
el de Qi la Tierra mediante el esfuerzo y la voluntad del Hombre. Ese momento
determina el Bagua o mapa de Estrellas, cuyo análisis se desarrolla en la
denominada escuela de la Brújula.
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