"Cuando se empieza un nuevo
proyecto, se limpia el tablero de dibujo y se extiende la impoluta lámina, virgen aún de
ideas. Sobre ella se dejan caer pañuelos de fina seda, casi transparente, unos
sobre otros, depositándose abullonados sobre ella. Cada uno representa
diferentes consideraciones del proyecto: el cliente, sus deseos y personalidad;
las necesidades espaciales y sus relaciones funcionales; las limitaciones y
condiciones urbanísticas; el entorno físico y cultural; la normativa; las
posibilidades económicas, técnicas y de materiales;... por supuesto las modas y
tendencias del momento;... Con dedicación, el Arquitecto va estirando sus
puntas y alisando las superficies, y a veces, al estirar uno de ellos, vuelve a
arrugarse el anterior. Como un mándala, el ejercicio despega el inconsciente
del consciente, y se produce el trance creador.
En ese proceso, cuando se han
estirado las livianas sedas, se puede entrever de nuevo la lámina de la que
ahora emerge el edificio, como una realidad que existe dentro de su creador.
Ahora el Arquitecto es capaz de visualizar cualquier rincón, cualquier detalle,
su color, su luz, su textura,... y siente la plenitud creadora del artista.
El Feng Shui es otro de esos
pañuelos que se debe adaptar, pero éste trasciende de las consideraciones
perceptibles y une la obra dimensional con lo adimensional e inmaterial."
Este es el espíritu que quiero trasmitir a lo largo del libro. La necesidad de considerar el Feng Shui como otro de los aspectos a tener en cuenta desde el origen del diseño e incluso antes, en la elección del lugar.
Espero que te parezca interesante.
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